lunes, 30 de mayo de 2016

Esperando que llueva

La lluvia, como las cosas buenas en la vida.
A veces te llegan a montones, empapando todo a su paso.
Otras, caen una a una, hasta que casi ni las sientes sobre tu piel.
De vez en cuando... Parece que nunca llegarán.
Eventualmente, siempre llueve.
Paciencia, aplícate bloqueador solar, no vayas a quemarte con las cosas malas que encontrarás en tu camino.

viernes, 20 de mayo de 2016

No sé amar


Nota: Discurso presentado durante el acto de apertura de la 1era Exposición por la Diversidad Sexual en Caracas, Venezuela.

No sé amar. Es una declaración algo fuerte de hacer pero es la triste realidad de muchos, entre los que me incluyo. No sabemos amar. Por lo menos no de la forma que algunos, aún hoy en día, conciben para el amor. 

De acuerdo al internet y su famosa enciclopedia, esa que siempre tiene la razón, el amor es un concepto universal relativo a afinidad entre seres. Simple y sublime. Contradictoriamente, a esto de la “universalidad” del amor, agrega más adelante que su definición puede variar acorde a ideologías o puntos de vista. Todo sonaba más sencillo cuando el amor ERA y ya, sin segundas interpretaciones. 

A grandes rasgos, en sus muchos niveles y complejidades, se puede tener este sentimiento hacia familiares y amigos; pareja amorosa; deidades y entidades místicas; y por último, quizás el más importante, hacia ti mismo. 

Vamos a enumerar como voy yo con esto: 

1. Familiares – Listo, no podemos elegir la familia en la que estaremos y todas tienen sus altibajos, sin embargo el amor es algo innegable. 

2. Amigos – Listo, las verdaderas amistades llegaron después de muchos golpes pero los que lo hicieron supieron ganarse mi amor. 

3. ¿Deidades? No creo en ellas, aunque respeto quien lo hace. Hoy no pero más adelante llegará el momento donde hablaremos de ello. Tengo mucho amor hacia el mundo en el que vivo – Listo, o algo así. 

4. Amarme – A veces se siente como un “En proceso” largo y cansado, luego también podremos conversar acerca de esto. Por los momentos podemos calificarlo como “Listo” tentativamente. 

5. Novia – En proceso. Costará creerlo, después de ver el partidazo que soy, pero no tengo. Tranquilas chicas, no corran, si están interesadas pueden consignar su número después. 

¿Novia, chicas, interesadas? ¿Estoy viendo mal? ¿No eras mujer? No puede ser, ¡pero si tienes senos! Podrán decir algunas voces internas que llegaron acá, inocentemente, porque buscaban comida o espectáculo gratis, ¿se habrán perdido la presentación? En fin, es un placer para mí ser quien abra sus ojos para darles la bienvenida a la Exposición por la Diversidad Sexual. 

Esa palabra, diversidad, es muy linda. En un mundo con billones de personas no hay mejor expresión para definirnos. Cuando el significado de la pluralidad se pierde, o mejor dicho, cuando la tolerancia no va de su mano, es donde puede comenzar a enrollarse el asunto. Si esa famosa página, que comienza con W, dice que el amor depende de ideologías y puntos de vista; ¿qué pasa cuando tu concepción de amor difiere con lo que otro considera como tal? En el mejor de los casos, ese tercero está representado por las personas que comparten contigo en esas pequeñas cosas del día a día: un profesor, tu vecina, el cajero del banco. Quizás podrías ocultar quien eres, con mucho esfuerzo, o fingir que no te importa su opinión. En el más desastroso de los escenarios, el tercero son tus amigos… Tu familia, ¿qué harías? El pensamiento colectivo, a veces, puede más que las individualidades. Por mucho que te amen, si no te consideran correcto, estarán chocando dos ideas irreconciliables muy fuertes. Al igual que chocará dentro de ti el amor que les tienes y el amor que te tienes. 

La sociedad es una masa demasiado grande para intentar moldearla toda a la vez, incluso con todos los grandes y pequeños panaderos poniéndose en acción juntos. Personalmente puedo ser muy terca en mis opiniones, si alguien me dijera que mi forma de actuar está mal, tal vez podría rechazarlos inicialmente. ¿Quiénes son para cambiarme? Y como yo, conozco gente más cabeza dura, para bien y para mal. Madre, sabes que te amo, pero no hay quien logre sacarte de lo que opinas. Afortunadamente tú sientes que quien soy está bien y pelearías con el que sea por defenderlo. 

Como ella hay un gran grupo de personas que aceptan y aplauden lo que cada quien nace siendo. Con otros, teniendo la mayor voluntad y mucho tacto, todo lo que alcanzamos a conseguir es una respetuosa (y muy resignada) aceptación a medias. ¿Cuántos no hemos escuchado esta famosa frase? “Yo no tengo problemas con los que son así pero…” Esos puntos suspensivos tienen más variantes que estaciones en el metro y todos concluyen en cómo todo está bien pero oculto, mucho mejor. En general, con mucha paciencia, se han logrado pequeños avances que hacen posible vivir con relativa calma siendo parte de esa gente que es así. Hay mucho camino aún por andar, claro está, con el fin de hacer de la tolerancia un hábito que se les enseñe a nuestros hijos desde que nacen. Todavía hay personas que no están dispuestos a brindar esa pequeña aceptación, ni siquiera a medias, pero cada generación es un pequeño paso adelante. 

¿Quién diría que un grupo como este podría reunirse en pleno Distrito Capital a celebrar junto al arte nuestra diversidad? Quizás hace no mucho sonaría impensable. Hoy, en cambio, estamos aquí, una sola voz, gritando: ¡No sé amar! ¡Y me niego a amar como tú quieres que ame, con restricciones o a escondidas!

viernes, 6 de mayo de 2016

Canas y arrugas

Este año se cumple el quinto aniversario desde que me gradué del bachillerato, es imposible evadir esa famosa pregunta que alguna vez nos hemos hecho: ¿dónde te ves en cinco años? O quizás sería más exacto, y aún más temible, preguntarme: ¿estoy feliz con lo que me he convertido en esta media década? 

El paso del tiempo es algo temible para todos, aunque logremos vivir con ese miedo. Siempre estará allí, agazapado, esperando para recordarnos que sigue corriendo. Para algunos es el primer cabello grisáceo o una pata de gallo, para otros es una fecha. De repente te vas rodeando de personas casadas, con hijos, con carreras. Ya no soy una niña, ¡ni siquiera una adolescente! Estoy en ese punto en el que aún soy muy joven para algunos pero con más responsabilidades que antes.

Cinco años, se dicen fáciles y se viven fáciles también, a veces.  ¿Qué me diferencia de mi yo del pasado?

Me veo en el espejo, fijamente. Mi cabello sigue igual de rizado, amándome y odiándome a la vez. Mi piel es morena, con pequeñas imperfecciones fruto de la pubertad. Tengo más ojeras, trabajar en horario nocturno pasa sus facturas. Mi barriga ha aumentado, ¡debo ir al gimnasio! Mis caderas y mis pechos siguen en su lugar, afortunadamente. ¿Soy atractiva para los demás? Finalmente, quizás lo más importante, son esos dos surcos que se formaron de tanto sonreír. De vez en cuando con ganas, otras por las fuerzas, siempre sonriendo.

No se ve reflejado lo que está en mi interior, lamentablemente. Me pregunto si mi corazón lucirá igual tras este lapso entre mi juventud y mi adultez. Ha sufrido y ha vivido alegrías. Cuando presenté una prueba de admisión en la universidad, por cierto número de respuestas negativas se anulaba una positiva. ¿Las experiencias malas anularán las buenas? ¿O al revés?

Este año se cumple el quinto aniversario desde que me gradué del bachillerato, aún me faltan muchos años por vivir, canas y arrugas por descubrir. Hay cosas de mi pasado que querría cambiar, pero el futuro es incierto y el presente no espera a que lo vivamos.