miércoles, 24 de junio de 2015

Drogadicto

Soy esa droga inofensiva que consumes por diversión, por pasar un buen rato de forma diferente. Soy de esas que no generan cargo de culpabilidad.

Me usas y después me olvidas, como si de esa forma te sintieras un poco menos adicto. Iluso, hipócrita. Tu conciencia vale poco cuando tus ansias de mí se hacen irresistibles.

Pierdes el control y vuelves a buscarme. Te espero con una sonrisa sarcástica, fingiendo que no me duele toda esta situación.

Me preparo para elevarte mientras te recibo entre mis brazos. El placer que ella te produce no puede compararse a las notas que obtienes conmigo. Lo sabes y te duele, por eso intentas callarlo.

Cuando el éxtasis termina, cuando la culpa empieza a hacer su aparición, me dejas nuevamente. Huyendo de lo inevitable.

Es mejor así, me dices, no soy adicto, murmullas. ¿A quién intentas convencer? ¿A mí o a ti? Miente cuantas veces quieras si te hace sentir mejor. Ignora lo que tenemos si así puedes seguir con tu vida.

Aquí te esperaré, mi querido drogadicto, cuando desees huir de tu realidad.

sábado, 13 de junio de 2015

De arrullos y demoliciones

El dolor eventualmente siempre llega. Por mucho que retrase ese fatídico momento, por muchas sonrisas que me pinte, sin importar lo rápido que corra, al final termina alcanzándome.

A veces parece una marea suave, como si deseara arrullarme, cual canción de cuna se vuelve casi relajante. Con cada nueva oleada me voy enrollando un poco más, intentando en vano aplacar el dolor. Quizás solo intento desaparecer para no sentirlo más. Vano intento, solo termino siendo una bola de sufrimiento.

En otras oportunidades, en cambio, decide volverse demoledor. Yo soy un edificio y él es la dinamita que desde las bases destruye todo dejando apenas meros escombros de lo que fui. Me viola sin piedad, dejándome sin aire y sin dignidad.

Esa agonía viene en muchas formas, se adapta y muta para hacer un trabajo de la forma más efectiva posible. Sea el día que sea encontrará la manera de doblegarte.

Hoy me hizo suya una vez más, ¿y a ti?

viernes, 5 de junio de 2015

Mundo

Quiero mostrarte, ¡oh mundo! Cuán fabuloso te ves ante mis ojos. Mis letras hablarán por mí, yo solo seré su instrumento. 

Deseo enseñarte el miedo que me das, la fascinación también. Como una serpiente de colores hermosos, no te puedo dejar de ver. 

Puedo sentir en el aire tus ganas de morderme, tus ansias de acabar conmigo. Todo este juego me aterra pero de alguna extraña forma a la vez me atrae. 

Muéstrame a donde me puedes llevar con tu veneno, acércame a la muerte para después volver más viva que nunca. 

Eres atrapante, intoxicante. Me mareas y me sofocas, no deseo más de tu toxina que me contamina. Ya no puedo parar, imposible volver atrás, sería como intentar no nacer. 

No voy a detenerme, quiero tener todo de ti, a pesar de las consecuencias. Te haré mío, mi querido mundo, hasta que alguno de los dos no pueda más. 

Úsame, gástame, mátame. No quiero piedad. Y cuando caiga, recuerda que no me fui sin luchar, no me acabó tu veneno sino mis ganas de probarlo.